
El
Adolescente Normal
El adolescente presenta una especial vulnerabilidad para asimilar los impactos del entorno familiar y social que lo rodean.
Intenta hacerse cargo de los conflictos ocasionados por los cambios de su cuerpo, su mente y asumir el nuevo rol que aún desconoce, mientras atraviesa los duelos por la pérdida de su infancia.
La pérdida y el duelo…
Los cambios psicológicos que se producen en la adolescencia y que son el correlato de los cambios corporales, llevan a una nueva relación con los padres y con el mundo. Esta nueva relación solo es posible si atraviesa de forma lenta y dolorosa el duelo por la pérdida del cuerpo del niño, la identidad infantil y por la pérdida de la relación con los padres de la infancia. Ya no es un niño, pero tampoco es un adulto, sus padres, el mundo, su mundo ya no es el mismo. Ahora se enfrenta ante un nuevo mundo, nuevos padres, nuevas reglas, un nuevo ambiente que ante todo el cambio se vive inicialmente como invasivo, hostil e incomprensible. Este periodo es temporal, solo que aún no lo sabe…
El adolescente atraviesa por tres pérdidas
dolorosas.
Dependencia e independencia extremas
Cuando el adolescente se incluye en el mundo con su cuerpo ya maduro, la imagen que tiene de su cuerpo ha cambiado así como su identidad y necesita adquirir una ideología que le permita adaptarse y sentir que puede cambiarlo. En este periodo sufre de ansiedades que lo llevan a querer separarse y depender al mismo tiempo. Es un periodo doloroso lleno de contradicciones que se caracteriza por fricciones con el medio familiar y social. Y las exigencias del mundo exterior sobre pautas de convivencia y conducta son vividos al principio como invasiones violentas, de las cuales, al no comprender lo que ocurre, lo llevan a defenderse para lograr sobrevivir.
Identidad
El adolescente necesita diferenciarse de los otros, separarse de los padres para poder empezar a construir su identidad. Los cambios abruptos de carácter, las explosiones recurrentes y el descontrol emocional son parte del proceso de una adolescencia normal.
No todo el proceso de la adolescencia dependen del adolescente mismo, la familia es la primera expresión de la sociedad que influye y determina gran parte de la conducta, la comprensión y significado de los límites y la ley que le permitirá aprender sobre sus alcances, el respeto por si mismo y por los demás. Aprender a cuidarse y cuidar al otro para vivir en equilibrio con el entorno, incluirse y ser incluido.
Hay una situación de ambivalencia dual, ya que la misma situación que presentan los hijos al separarse de los padres, también la presentan los padres al ver que sus hijos se alejan, los rechazan y devalúan. Y aunque esto sea temporal, no deja de ser doloroso para ambas partes.
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No hay adolescencia normal sin caos. Los adolescentes buscan enfocarse en si mismos; pasan por periodos de muchas expectativas, intentos de superarse, fracasos, aciertos, que pueden reforzar su autoestima o reducirla. La perdida de confianza en sí mismos y la ambivalencia los lleva a tener cambios de humor, interesarse y dejarse influir, demostrar menos afecto hacia los padres, mostrándose en ocasiones con mal genio e incluso hasta groseros. Un adolescente que no manifiesta conflictos en el exterior no lleva una adolescencia normal.
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En la adolescencia la confusión, la desorganización emocional y los conflictos son normales. Es importante estar pendiente respecto a conductas autolesivas, de riesgo o el aislamiento. Si el adolescente presenta alguna de estas es importante que los padres soliciten apoyo de un psicoterapeuta para explorar las posibilidades de que tanto los padres como el adolescente inicien un proceso psicoterapéutico individual.
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Desde el inicio de la pubertad es conveniente que se inicie un tratamiento psicoterapéutico. En el tratamiento, el futuro adolescente podrá hablar de esos aspectos privados que tanto le aterran, como sus cambios corporales, su sexualidad y su identidad sin sentirse invadido o temeroso de la reacción de sus padres o su entorno.
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De héroes a villanos…
La realidad es que no hay recetas mágicas y cada adolescente es distinto. Los padres de un adolescente también atraviesan por un duelo muy doloroso, donde la psicoterapia individual es un excelente aliado para lograr tramitar la perdida por el hijo pequeño y lograr comprender, tolerar y contener las descargas de agresividad que su hijo adolescente necesita tener para ir formando su personalidad, sin reprimirlo ni quebrantar la relación con el. La psicoterapia para padres es un gran acompañamiento para el vínculo familiar.